El método de canto del maestro José Menalva

El método que aplico en mis enseñanzas está basado en las reglas técnicas de la escuela romántica italiana y en otra serie de experiencias adquiridas a través de muchos años de intensa investigación. Estas experiencias han permitido adaptarme a las necesidades de los alumnos que han solicitado mi ayuda, porque tanto la naturaleza vocal como el tipo de dificultades varía mucho de unos intérpretes a otros, existiendo casos muy sencillos y otros de difícil solución.

El tema psicológico también juega un papel muy importante, ya que las sensaciones que puede experimentar un alumno, tanto a la hora de captar una explicación como cuando emite un sonido, suelen ser muy subjetivas, y por lo tanto, diferentes a las que puede sentir otro. Por esa razón, al principio de los estudios, dependiendo de las dificultades de cada aspirante, hasta que comprenden bien los conceptos y  las sensaciones que percibe se corresponden con la realidad de su canto, no se siempre se puede aplicar  el mismo método, siendo las necesidades de cada caso las que marcan el trabajo a seguir, aunque al final solo existe un método apropiado para todos como es aquel que marca la naturaleza física del órgano vocal.

En un principio lo que es bueno para la mayoría no quiere decir que pueda servir para todos.

No es lo mismo formar a un alumno que pretende destacar en la ópera, que un cantante de baladas, o de cualquier estilo popular. Como tampoco es igual adiestrar a una voz natural que no está maleada, que corregir los defectos de un intérprete que durante un prolongado periodo de tiempo ha utilizado una técnica nociva. En estos casos es necesario recurrir a técnicas específicas, que le permitan ir cambiando los malos hábitos, hasta que la voz funcione de manera natural, respondiendo a las exigencias requeridas.

En lo que deben coincidir todos los aspirantes que pretendan convertirse en unos grandes intérpretes, es en los resultados técnicos finales. Estos tienen que dar la sensación de obedecer a un mismo método de trabajo, porque si bien, en ciertos casos, es necesario realizar algunas variantes en su aplicación, al final todos los caminos tienen que conducir a la misma meta: la facilidad, la belleza, la calidad.

Para conseguir este objetivo el maestro, además de conocer y dominar tanto la técnica como los principales estilos del canto, tiene que poseer el talento suficiente para captar con absoluta precisión la causa de los defectos que puedan presentar los alumnos y, en cada caso, aplicar el método apropiado que lleve a su total corrección.

Aparte de la calidad del maestro, para alcanzar esta meta, es indispensable que el alumno cuente con las condiciones necesarias y sea lo suficientemente disciplinado, manteniendo el equilibrio que requiere esta difícil empresa. El maestro de canto tan sólo es un guía, que puede resultar determinante, pero el verdadero protagonista es el alumno, pues es el que tiene que llevara buen puerto las enseñanzas del profesor, para lo cual resulta imprescindible que siga al pie de letra sus directrices.

Solo cuando el alumno esté dispuesto puede surgir el gran maestro, de lo contrario, es imposible que su método, por muy apropiado que sea, puede aportar grandes resultados. Aquél que no está dispuesto a aprender, siguiendo los consejos oportunos, es muy difícil que pueda superarse, venciendo la mediocridad.

Cuando el alumno cuenta con las cualidades necesarias y sigue al pie de la letra las directrices los resultados serán muy buenos y rápidos por que este método, cuando se aplica correctamente, es extraordinario como ha quedado demostrado mediante el ejemplo de todas las grandes figuras que lo han aplicado.

 

DESARROLLO DEL MÉTODO DE CANTO DEL MAESTRO JOSE MENEALVA

De acuerdo a las reglas de las grandes escuelas de canto, los estudios que se efectúan bajo mis enseñanzas están compuestos por la educación y desarrollo de la voz, el perfeccionamiento musical de los estilos, el aprendizaje del repertorio y su expresión.

La educación y desarrollo de la voz, que es el requisito principal para lograr el resto de objetivos que completan estos estudios, se puede conseguir mediante determinados ejercicios que pongo en práctica en mis clases. Estos permiten dominar la respiración, la emisión del sonido y el pasaje de la voz, logrando una perfecta impostación en toda la escala.

Al margen de ciertos ejercicios de tipo respiratorio y de relajación muscular que en los inicios es necesario realizar con los alumnos, los más valiosos para impostar adecuadamente la voz son las vocalizaciones, tal y como ha quedado demostrado a lo largo de varios siglos.

Esta es la gran gimnasia que debe estar siempre presente en la vida de un cantante. En los comienzos es imprescindible para educar y desarrollar debidamente la voz, durante la carrera para mantenerla en perfectas condiciones y, al final para lograr retrasar todo lo posible su envejecimiento. Debemos tener presente que el teatro hace al artista y estropea al cantante si no está respaldado por una sólida técnica y una adecuada planificación en cuanto a la elección del repertorio y al desarrollo de su actividad profesional.

Las vocalizaciones se deben realizar con el acompañamiento de piano, aplicando el tipo de ejercicios que permitan educar debidamente la voz.

La elección de las vocales, de acuerdo a las necesidades de cada caso, también resulta importante a la hora de realizar los ejercicios, porque todas tienen sus pros y sus contras.

La adecuada utilización de la “e” y, sobre todo de la “i”, a la larga suele aportar unos importantes beneficios para la salud de la voz, porque son las que mejor cierran la glotis. Esto es fundamental para la pureza del timbre, evitando los peligros que esta carencia puede ocasionar, como la introducción de aire en el sonido. Por otra parte, son las vocales mas propicias para las voces hipotónicas, es decir, aquellas que carecen de suficiente tensión muscular. Estas vocales son las que aportan un mayor tono a las cuerdas vocales y, por consiguiente, las que más elevan y recogen el sonido, evitando que se caiga o se abra. En cambio, para las voces hipertónicas, es decir, aquellos que, por el contrario, poseen una excesiva tensión muscular y tienden a cerrar bruscamente la laringe, la emisión de la “i” al principio les puede resultar muy difícil.

En este caso, la “o” es la vocal mas apropiada para las vocalizaciones, provocando un sonido redondo. En el caso de que estas voces estén muy apretadas, careciendo de libertad necesaria, la vocal mas apropiada para los ejercicios de vocalización es la A, porque es la que mas ayuda a relajar la musculatura vocal, provocando un sonido amplio. Por lo tanto, estas cuatro vocales, intercaladas adecuadamente, son las más apropiadas para el estudio del canto, permitiendo vencer estos problemas.

De la misma familia de la “o” y la “a” es la u, una vocal que puede ser apropiada para cubrir el sonido, especialmente para las voces femeninas. En cambio para los tenores, en un principio, puede resultar dificultosa si no se emite adecuadamente, ya que tiende a la guturalidad del sonido. En ese caso, la vocal más apropiada es la “a”, aunque se debe usar con medida y acierto, cubriéndola adecuadamente. De lo contrario, puede terminar abriendo el sonido, lo que supone la mutilación de los agudos y uno de los mayores peligros para la salud vocal de un cantante.

En definitiva, se canta con cinco vocales y todas se debe manejar de manera perfecta, siendo preciso trabajarlas mediante los adecuados ejercidos de vocalización, haciendo menos hincapié en la “u”, por ser una vocal que tienden a cerrar o  excesivamente el sonido.

Los ejercicios realizados con estas vocales, si están bien dirigidos, permiten que se pueda alcanzar una perfecta articulación de las consonantes durante el canto, ya que eliminan los posibles obstáculos que éstas puedan ejercer sobre el mismo y, con ello, la carencia de calidad vocal y de legato.

La mayoría de las grandes figuras de la escuela italiana siempre han empleado este sistema en sus ejercicios lo que les ha permitido lograr un instrumento de gran resistencia y calidad que les llevo a poder brindar todas sus cualidades  musicales e interpretativas durante muchos años.

Las clases se deben realizar de manera individual, como no podría ser de otra manera, salvo que se limiten a la aplicación de la teoría.

Su duración apropiada debe aproximarse a la hora y el número a unas tres sesiones semanales, ya que de esta manera, en poco tiempo, el alumno tendría la oportunidad de lograr una buena preparación. No obstante, dos clases semanales también pueden resultar suficientes, e incluso con una sola clase se puede llegar a conseguir unos óptimos resultados si el alumno cuenta con las facultades necesarias y sigue al pie de la letra las directrices del maestro de canto. Como es lógico, sus progresos serian más lentos que si realizase dos clases semanales, porque en el canto no existen milagros.

Menos de una clase semanal no es suficiente para educar debidamente la voz, sirviendo solamente para aquellos cantantes profesionales que posean un buen dominio de la técnica.

Lograr un perfecto dominio de la voz es una tarea muy difícil. El maestro debe simplificarla hasta tal punto que el alumno vaya adquiriendo la preparación necesaria de una forma tan sencilla, que apenas se llegué a percatar de sus dificultades.

Existen algunas escuelas que fuerzan a sus alumnos a realizar complicados ejercicios que, en un principio, por lo general, suelen ser llevados a cabo con satisfacción. El motivo es que muchos creen que en la medida del esfuerzo están los progresos, una regla que no es válida en todos los casos.

Los resultados vocales obtenidos en los ejercicios de vocalización se deben aplicar al canto, mediante frases de obras sencillas, que ayuden a ir incorporando la técnica. De nada sirve que el alumno emita unos sonidos extraordinarios en sus ejercicios de vocalización si en el momento de cantar no es capaz de aplicar la misma técnica, ya sea porque su voz este habituada a otros sistemas de enseñanza o porque cante fuera de las clases, empleando una técnica diferente a la utilizada en las mismas.

Cuando el alumno logre aplicar la técnica en cada una de las frases que le encomiende cantar su maestro, será el momento de comenzar a estudiar el repertorio. Este se ira alternando con los ejercicios de vocalización, los cuales deberán prevalecer sobre el resto del estudio.

Al principio, las obras más apropiadas para la formación de un cantante lírico son aquellas sencillas del repertorio belcantista, como las canciones pertenecientes al barroco, porque es uno de los estilos que menos dificultades entrañan para manejar adecuadamente la voz y, por otra parte, ayuda a cantar con línea.

Cuando se dominen fácilmente estas obras se podrán abordar con garantías las pertenecientes al repertorio operístico. Su estudio debe comenzar por las de carácter lírico, dejando para el final aquellas de mayor peso dramático, especialmente las pertenecientes al género Verista. Este estilo es el que peor trata la voz, con lo cual si el intérprete no está respaldado por una sólida técnica y no cuenta con las condiciones vocales que exige este repertorio, puede terminar sufriendo graves consecuencias. Por lo tanto, para lograr los progresos necesarios, el alumno debe tener la paciencia suficiente y no salirse de estas normas. De lo contrario, todo será mucho más lento y confuso.

Sólo en el momento que el aspirante domine el gran repertorio operístico, escrito para su cuerda, estará capacitado para debutar en publico, que es donde tendrá que demostrar su autentica valía. Hago hincapié en ello porque han existido intérpretes con calidad a los que les ha supuesto un gran problema poder superar este difícil desafío.

Las primeras actuaciones deberán tener lugar en escenarios que no entrañen grandes exigencias, a través de un repertorio sencillo que afiance al debutante, aportándole la confianza necesaria para continuar con paso firme esta difícil andadura. Cuando un intérprete se enfrenta por primera vez al público el rendimiento es muy inferior al que puede ofrecer en la clase, multiplicándose sus dificultades.

Antes de acceder a los principales teatros el artista debe realizar un buen rodaje en aquellos de segunda categoría, en los que experimentará la interpretación de los roles más comprometidos, para poder llevarlos con garantía a los grandes escenarios, que son los que conducen a la consagración artística.

El aspirante que haya nacido con las condiciones necesarias para poder dedicarse a esta apasionante profesión, si encuentra el guía adecuado y sigue estas normas desde el inicio del estudio, podrá adquirir esa auto-confianza que resulta imprescindible para triunfar en cualquier aspecto de la vida y de manera especial en el canto. La seguridad en uno mismo, es la única medicina que permite poder llegar a vencer los excesivos nervios, generados por la responsabilidad de demostrar sus cualidades ante el público. Por lo tanto, una adecuada planificación fruto de la preparación y la confianza necesaria resulta determinante en esos cruciales momentos, en los que el cantante tiene la percepción de quedase desnudo ante el público, mostrando la auténtica realidad de su capacidad para enfrentarse a esta difícil profesión.